. PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.0 Transitional//EN" "http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-transitional.dtd"> Revista Vivarium XXXI

EDITORIAL

Hace cuatro siglos, en 1612, dos humildes pescadores, Juan y Rodrigo de Hoyos, junto al pequeño Juan Moreno, fueron, como tantas veces, al mar.

Pero aquella vez no sería igual. Desprevenidos, les tomó una tormenta inusitada. Rezaron, con la fe de los hombres sencillos, a Dios, a la protección de los cielos, e invocaron su amparo. Rezaron a una Virgen, sin tener mucha precisión de cómo sería, con la devoción nacida de una fe anhelante, como Madre del Señor. Y he aquí que la Virgen, con su sentimiento piadoso por todos los hombres, como, como lo fuera por su hijo Jesús, brindó un talante a esa súplica escuchada por su nombre, y regaló un rostro y un nombre para Cuba, al brindar su consuelo a aquellos humildes hombres. “Yo soy la Virgen de la Caridad del Cobre”, decía el madero salvador, incólume del agua rencorosa de la bahía, mientras las bellas vestiduras de la sorprendente virgen flotaban secas en el mar. Desde entonces, la Virgen maría, la “Abogada”, la “Auxiliadora”, la “Mediadora”, anunciada en figura cercana y nombrada, se hizo más próxima a los cubanos.

Como fruto de la devoción de los pueblos, la Fe salió de la palabra escrita de los Evangelios para hacerse, encarnada en el destino humano, cuerpo venerado que une los altares la vida terrenal de los hombres. María, la Virgen Inmaculada, mediación privilegiada de Cristo con los hombres, que refuerza su creencia en él, unió desde entonces sus destinos a los históricos de Cuba. La imagen fue depositada en las Minas del Cobre donde se erigió luego el Santuario y la Basílica Mayor, pero la devoción siguió creciendo por la pequeña virgen que el mar, ese espacio que nos determina y nos sitúa en el mundo como una isla, y nos configura como personas, nos regalara para adentrarnos en la Historia salvífica de la Humanidad.

En tiempos de la República, los veteranos mambises, a quienes había acompañado en sus luchas la Santísima Caridad del Cobre, apodada entonces como la Virgen mambisa, piden al Papa Benedicto XV, la proclame Patrona de Cuba, y años más tarde, solicitan se declare el día 8 de septiembre como su Fiesta Nacional. Coronada en 1998 por el Papa Juan Pablo II y celebrada con la Rosa de Oro por el Papa Benedicto XVI en su viaje pastoral en 2012, la Caridad del Cobre prosigue cobijando con su manto a los perdidos y avasallados por el mar, y haciendo de ese manto puente plácido entre dos orillas para unir la desunión. (Leer más)